Tienes hambre todo el tiempo, incluso después de haber comido, pues tus curvas de glucosa pueden ser las culpables. Una señal que tu cuerpo manda cuando tienes hambre todo el tiempo, incluso después de haber comido, es que puedes tener alta la insulina y con ella otras hormonas que están encargadas de darte las señales de saciedad y hambre se desajustan.
Cuando tenemos una gran cantidad de insulina en el cuerpo por tener picos de glucosa por la forma en que comemos, nuestras hormonas se confunden. Por ejemplo, la leptina, que es la hormona que te dice que estás saciada, puede salir, pero la señal nunca ser recibida. Por otro lado, la grelina, que es la hormona que nos dice tengo hambre, toma el control y nos manda la señal de que es momento de comer, aunque tengas reservas de grasa o aunque tengas mucha energía en ese momento en tu cuerpo. Nuestro cuerpo nos dice necesitamos más y comemos.
Al comer tenemos más picos de glucosa, la insulina otra vez empieza a almacenar el exceso de glucosa como grasa, lo cual hace aumentar la acción de la grelina y mientras más ganamos peso, más hambrientos nos sentimos. Es un círculo vicioso. La solución es comer de manera que tengas curvas de glucosa saludables. En otras palabras, menos azúcares refinadas, menos comidas de paquete, más comida real.
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